jueves, 30 de agosto de 2012

Relecturas: Jean Paul Sartre

"La Suerte Está Echada"

En 1950 se publicó por primera vez“La suerte está echada” una nouvelle con mucho diálogo pensada para ser actuada. Dos personas, Eve y Pierre, son asesinadas y se encuentran más allá de la vida, paseándose por las mismas calles por las que caminaban habitualmente. Él es un militante de izquierda que planifica y conduce una insurrección contra el Regente del lugar. Eve, en cambio, es de la alta sociedad, vive en una zona exclusiva para los poderosos y es nada más ni nada menos que la esposa del Secretario de la Milicia.
Ellos ven a los muertos y a los “vivos” pero éstos no pueden verlos. En la extrañeza de esa incorporeidad se enamoran. Se dan cuenta de que habían vivido apocas cuadras uno de otra, sin conocerse. Y relacionándose con un viejo-muerto que les sirve de guía se enteran de que a veces, hay errores y pueden ampararse en un artículo del reglamento y pedir ser devueltos al momento en que murieron. Si vuelven a la vida, tienen un plazo de 24 hs. para demostrar que nacieron el uno para el otro y que el amor que sienten es tan poderoso que supera cualquier circunstancia de las que los rodeaban antes de morir. La confianza entre ellos debe ser absoluta.
El hecho es que en su condición de muertos que advierten quienes fueron los que los asesinaron.
Así Eve se entera que su propio esposo la envenenó para seducir a una hermana menor y quedarse con la fortuna de ambas.
Y Pierre, que el disparo que lo mató fue hecho por un traidor del grupo de revolucionarios que está en connivencia con el Regente y que morirán todos los obreros de la organización que dirigía Pierre, en una emboscada.
De lo que decida cada uno de ellos,dependerá su posible continuidad en la vida o su regreso al otro mundo. ¿Podrá Eve convencer a su hermanita del manejo perverso de su esposo antes de que venza el plazo? Y Pierre ¿Será capaz de alertar a sus compañeros de militancia de que van a ser masacrados por la traición de uno de ellos?
Una joyita literaria que se lee de un tirón, que nos ayuda a entender las ideas filosóficas de Sartre y confirma su plena vigencia.

lunes, 27 de agosto de 2012

Profundidades de Henning Mankell



Henning Mankell, famoso por la serie protagonizada por el detective Kurt Wallander, es un escritor prolífico y también, un hombre de teatro.
Su novela “Profundidades” editada por Tusquest, se ubica en 1914, durante La Primera Guerra Mundial y finaliza ya iniciada la Segunda.
El personaje principal es Lars Sobiesson-Svartman, así es nombrado y repetido una y otra vez a lo largo de todas la páginas, de profesión hidrógrafo, su especialidad es la medición de aguas profundas y tiene como instrumento fundamental para su trabajo una plomada con la que duerme como si fuera un osito panda. Esta anécdota disfraza a un ser frío y especulador que no se relaciona con la gente que tiene cerca -esposa, amigos, etc- no conoce de proximidades sino de distancias, considera a las personas como puntos de referencia, mojones.
La trama se arma a partir de Lars-Sobiesson-Svartman, hombre casado pero solitario, que trabaja para la armada sueca y es enviado a tomar medidas en el mar. Ejerciendo su trabajo llega a una isla en la que vive una mujer sola, se siente fuertemente atraído desde que la conoce, al punto de decidir volver de cualquier forma para poder estar con ella.
En la primera mitad del libro, Mankell se detiene con una lentitud innecesaria en la descripción del personaje y de su entorno pero luego va desenrollando a un ser despiadado, un psicópata que mata sin darle ningún valor a la vida humana y carente de cualquier sentimiento de culpa ni remordimientos.
Es una novela asfixiante, con un clima bien creado y un personaje que nos mantiene estupefactos hasta la última página.

Volvamos al cine Barrial

El éxito del film “Cinema Paradiso” de Giuseppe Tornatore, fue masivo, no hubo persona que no la elogiara y aunque ya pasaron muchos años de su estreno (1988) y de ganara el premio Oscar a la mejor película extranjera en 1989, el público la sigue recordando con indudable ternura.
Resulta extraño, entonces, que esa adhesión no se trasladara a los cines de barrio que fueron desapareciendo paulatinamente, y sus edificios comprados por grupos religiosos.
En los años ’40 y ’50 los cines del centro de la ciudad proyectaban los estrenos que luego pasaban como película principal a los cines de barrio, en los cuales se daban dos y tres filmes en forma continuada.
En el año 1953 se sanciona la Ley del Número Vivo, que obligaba a los responsables a presentar en los intervalos skectchs de varietés, ya fueran cantantes y/o ejecutantes de tango, jazz y folklore, malabaristas, cómicos, etc. Esto benefició mucho a los artistas que recién empezaban y a los que, aún veteranos, no tenían trabajo.
Acudir a los cines del barrio, implicaba mucho más que ver cine, era una actividad social que permitía una interrelación con vecinos que habitaban a varias cuadras de distancia y surgían amistades que se generaban en el hall del mismo. Fue el antecedente de las actuales redes sociales de Internet.
El primer cine de nuestro barrio fue el “Unión”, estaba en la Av. Ushuaia 3551(hoy Jorge Newbery) y funcionó a partir de 1912.
En 1917, en la Av. Jorge Newbery 3457 se inicia el cinematógrafo "El Ideal", que cierra años más tarde y a pocos metros se abre el "Libertad" (Jorge Newbery 3549), y en la Av. Federico Lacroze 3860, "Los Andes"(1922). El “Giribone” entre Dorrego y Concepción Arenal, el cine y café Argos en Federico Lacroze 3455 y el cine Álvarez Thomas en la avenida del mismo nombre número 841. También existió el Teatro Los Andes Leiva 4249 (hoy desaparecido)
En 1929- se inaugura el Cine Teatro Regio Av. Córdoba 6056 -aún vigente- cuyos habitués eran gente “paqueta” en contraposición con el “Rialto” también de la calle Córdoba antes de llegar al puente de Juan B. Justo, que era al que concurrían los vecinos de menores recursos económicos.
«Las familias» en Cabildo 800, esquina Federico Lacroze que años más tarde se convierte en el Fantasy y proyectaban películas para niños.
El más importante fue el Cine Teatro Argos en Federico Lacroze 3457, entre Delgado y Alvarez Thomas. Inaugurado el 25 de mayo de 1928, fue un cine de primera línea y hoy se ha convertido en una sala bailable.
El especialista en cine Salvador Sanmaritano, nacido en Colegiales contó en un reportaje que le hiciera Mariane Pécora y publicado por Periódico VAS Buenos Aires: “Éramos un grupo de melómanos de Colegiales, que nos iniciamos viendo películas en el cine del barrio. Un día, allá por 1953, se nos ocurrió hacer una proyección de cine por nuestra cuenta. Para convocar a los espectadores, hicimos un volante en el que escribimos: “un núcleo de jóvenes admiradores del cine…” Recuerdo que la tipografía de “núcleo” era más grande; como hasta entonces no teníamos ningún nombre, a partir de ese momento comenzamos a denominarnos Agrupación Cultural Núcleo.”
Con estos antecedentes, es incomprensible que la gente no se uniera para defender el cine Argos (el último que se mantuvo en pie), como sí hicieron los vecinos de Villa Urquiza para recuperar el teatro 25 de Mayo, que lo salvaron por una decisión solidaria y mancomunada.
Esta actitud, esta pueblada, es un ejemplo a seguir, porque sin lugar a dudas la desaparición de los cines de barrio se produjo por la inasistencia del público, que prefería ir a los cines de Corrientes y Lavalle, pero eso contribuyó a la despersonalización de la sociedad, coincidió con la época del “no te metás”, y visto a la distancia, resulta claro que no dio resultados favorables.
En este momento, las políticas del gobierno nacional así como del gobierno de la ciudad, respondieron a una necesidad de la gente, volver a las fuentes, conectarse en el seno familiar primero, en el barrial después y finalmente, con la sociedad en su conjunto. Nuestro país vivió muchos ires y venires entre gobiernos democráticos y de “facto”, esta ambivalencia no contribuyó a la unificación cultural, pero ahora, después del año 1983, logró estabilizarse, y como consecuencia surgen otras necesidades.
Si bien los multicines responden a corporaciones, e intereses puramente económicos, no obstante que se ubiquen en distintos barrios de capital, estrecha los vínculos vecinales y nos encontramos con que en Belgrano, Caballito, Villa del Parque, Saavedra, etc. los complejos de varias salas de proyección tienen el apoyo del público local.
Por otra parte, se están creando grupos que fomentan la actividad cultural y es menester nombrar que desde hace muy poco tiempo empezó a funcionar en el barrio de Chacarita, en el Espacio Cultural Carlos Gardel, un microcine y auditorio llamado Mona Maris (en homenaje a la actriz que trabajó con Gardel en “Cuesta Abajo”, ubicado en Olleros 3640. Es de entrada libre y gratuita y se preparan ciclos temáticos muy interesantes como el misticismo, luego la infancia, y así seguirán los diferentes temas. Para asistir hay que dirigirse a la dirección mencionada y retirar el ticket una hora antes de la función.
Este emprendimiento nos honra, del mismo modo que el Museo del Acordeón de Anconetani, el Museo fotográfico SIMIK de Federico Lacroze y Fraga, el centro cultural La Nube especializado en la infancia, y las pintadas en los muros de las calles, que embellecen las paredes y le dan personalidad.
Estas actividades realzan el barrio. Por eso, sería excelente adherir a las mismas, apoyarlas con nuestra concurrencia y difundirlas para beneficio del barrio en su conjunto.

Omi Fernández

Comentario del Libro "Lo que deja la marea"

LO QUE DEJA LA MAREA de Marta Rosa Mutti (Dunken - 2012) es una novela coral. Una multiplicidad de voces, a la manera de un canon, van revelando una historia llena de ocultamientos, verdades a medias, conflictos sin resolver.

El leit motiv es la búsqueda de la identidad, una condición que se desvanece en los inmigrantes que llegan a un país extraño -en este caso desde Italia- y se encuentran con que todo es diferente, los hábitos, las costumbres y hasta el idioma.

En 132 páginas accedemos a una saga de cuatro generaciones (desde Dante hasta el padre de Lucía) y esta síntesis es patrimonio de los poetas. Marta Rosa Mutti es poeta y se respira en todo el texto. Al leerla recordé una saga maravillosa que fue Al Este del Paraíso de John Steinbeck (la novela no la película que es solo una parte de la historia). Las sagas tienen la particularidad de mostrarnos y de que entendamos más claramente los problemas humanos, que en general son lo que nos heredan los padres y abuelos y los que les heredamos a nuestros hijos, nietos... y la lista seguirá pero no la veremos por cuestiones de reloj biológico.

Dante es el cuello de botella de sus ascendientes. En él recae todo el peso de quienes no hablaron, empezando por su hermano y su madre que ante la desaparición del padre, quien “se esfumó con la violencia que determina el silencio de no decir una sola palabra”, deciden actuar como “si aquí no ha pasado nada” y él siendo un niño de cinco años, resulta el emergente de una situación familiar incomprensible y enmudece, sólo por unos pocos meses, los suficientes para que entable un diálogo consigo mismo y reconozca que “Sí, ahí nacieron las voces porque había que hablar para adentro.” Esas voces internas son quienes lo llevarán a inmiscuirse en el pasado “No sé si las voces vinieron o si yo las hice aparecer. Quiero pensar que me buscaron”. Dante crece como un chico taciturno, reflexivo y un tanto melancólico, buscando la razón por la cual su padre desapareció.

Su hermano mayor, Mariano, es un personaje muy bien delineado, un negador que hace causa comun con la madre, sin rebelarse, ni siquiera con preguntas. Se enfrasca en el trabajo y consigue recuperar las tierras del abuelo pero está tan inhabilitado para la entrega como Dante. Porque los dos hermanos viven con una culpa no dicha y cada uno la tapa como puede.

Son las voces de Dante las que lo llevarán a visitar a las hermanas de su abuela, y con los relatos que va reuniendo accede a los hechos ocurridos comprobando que nada es lo que parecía.

Su búsqueda revela a un abuelo amoroso e inteligente que se dedica a su hijo (Marcos) con dedicación y ternura, a una abuela egoista (Lucía), incapaz de amar y de esa unión nace su progenitor, que fue arrancado de la niñez de cuajo al ser testigo del asesinato a quemarropa de su propio padre.

Los conflictos sin resolución se suceden de generación en generación, sin que “nadie se atreva a dar la cara y acabar con ellos o resolverlos con apenas darle el lugar que reclaman”.

Las especulaciones de las víctimas del silencio, son como los fantasmas que los chicos agigantan en las sombras de la noche. Se vuelven terroríficos y en la mayoría de los casos, muchos peores de lo que en realidad son. Del mismo modo, muchos adultos necesitan dormir con las luces encendidas para ahuyentar a los monstruos. Y la esperanza es la que prima porque “si la marea se va pero luego, da la oportunidad de la vuelta, se podía esperar”.

Desde el punto de vista formal, la novela está construida con retazos de voces sin continuidad cronológica que el lector debe armar como un juego de ingenio. Es para lectores atentos, avezados, que disfrutan con la reconstrucción de la trama, no es para cómodos.

Además, aparecen relaciones de personajes secundarios que aunque están ligados a la trama, crean la sensación de germen para otra novela, tal es el caso de la íntima conexión entre Denise y Paulina, que nos crea la inquietud de saber qué razones no mostradas origina ese “disfraz de amistad”.

Todo el texto es una búsqueda de la propia identidad, inserta en nuestro pasado y en sus antecesores, y un encontrar el camino a recorrer para darnos permiso para entregarnos al amor, ese amor que “es demasiado complejo, es una proporción entre lo que traemos y lo que somos capaces de dar.”

Omi Fernández


Badía , te preguntaste ¿Que será de mí cuando tenga sesenta y cuatro?

Desde la niñez, amaste la radio, y en 1970 obtuviste tu título en el ISER (Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica). Tu padre, Juan Ramón Badía fue un locutor prestigioso y un maestro de locutores, no es casual que tanto vos como tu hermana Marisa abrazaran el mundo de la radio y la televisión, y se mantuvieran en el ambiente por muchos años.

Debutaste en Radio Antártida pero tu primera radio en serio fue Radio Rivadavia, a la cual siguieron Radio Del Plata y Radio El Mundo, y hasta un programa desde la costa durante diez temporadas de verano.

Tus ciclos musicales hicieron escuela. Todos sabemos de tu pasión por el rock, y específicamente de tu manía por The Beatles que comenzó en 1963, de cómo lograste entrevistar a Paul McCartney y George Harrison, cumpliendo con estas entrevistas el sueño del pibe, porque como vos mismo dijiste:” los Beatles nunca fueron un hobby sino parte de mi vida”. Pero no te quedaste en difundir a los consagrados, desde la radio primero y desde la televisión después, le diste cabida a los grupos del rock nacional hoy famosos y que, en ese momento, eran prácticamente desconocidos: Charly García, Lebbón, Almendra, Serú Girán, Alberto Spinetta, etc.

Una vez contaste que a los 20 años, le dijiste a tu padre que no te interesaba el tango, y él te contestó: “No importa, el tango te va a esperar”, me acordé de esto cuando en el 2005 vi por televisión el programa “Badía en concierto” en el que cantaron el Negro Juarez y María Graña. Estos recuerdos se me agolparon, como también todas las veces que hablaste de tu padre, del riquísimo vínculo que habían construido. Y al recibir la noticia de tu muerte, escuchar los comentarios de los que te conocieron y te despidieron, pensé que tener como trampolín para la vida, una familia cariñosa que te da alas, que te incita al vuelo, es empezar con una buena base, es tener resuelta una parte muy importante del camino.

Algunas de las bandas de rock nacional que cantaron y tocaron en tu programa “Badía y Cía”, por los años '80 fueron: Soda Stereo, Virus, Charly García y Los abuelos de la nada, entre otros muchos.

Recibiste dos Premios Martín Fierro por “Una buena Idea” a Mejor Programa y Mejor Animación en los años 1992-1993; también en el 95 recibiste otros dos en las mismas categorías por “Imagen de Radio” ; en 1996-97 Mejor animación por “Badía y Cía.”; en 2007 “Badía en Concierto” por la TV Pública y finalmente, este año por quinta vez, recibiste el Martín Fierro, en este caso por tu trayectoria.

Asimismo, recibiste dos veces el Premio de la Fundación Konex en los años 1995 como Jurado Música Popular y en 2001 como conductor.

Los memoriosos de siempre y fans de The Beatles, al conocerse tu muerte a los sesenta y cuatro años, recordamos el tema de John Lennon y Paul McCartney “When I'm Sixty Four - Cuando yo tenga Sesenta y Cuatro”, quizá hace cuarenta años atrás, te hayas preguntado: ¿Que será de mí cuando tenga sesenta y cuatro años? O le hayas dicho a alguna novia los primeros versos de este tema, (Cuando sea viejo y pierda el pelo ¿Me seguirás alimentando, me extrañarás, me necesitarás todavía cuando yo tengo sesenta y cuatro años?

Me pregunto: ¿Cuántas veces habrás escuchado este tema, siendo como eras y siempre fuiste un fans de The Beatles?

La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires te entregó una placa en la que te distinguió como “Personalidad Destacada de la Cultura”, al recibirla con la sencillez que te caracterizó siempre, dijiste: “Yo soy un personaje de la cultura porque me tocó. Yo pasaba por ahí, vi la puerta y entré” una broma que te pinta como un ser que pese al éxito y la popularidad no se cree mejor que los demás, tiene clara conciencia de que a veces -para bien o para mal- somos juguetes de la realidad, en tu caso para bien.

La muerte trae consigo una manta, muy grande y muy piadosa, que suavemente se deposita y perdona, en general la gente honra elogiando y borra los aspectos irritantes o azarosos del fallecido, pero en tu caso, sembraste tanta buena onda, que en el Martín Fierro tus pares se pusieron de pie para aplaudirte. Y yo siento que fue muy bueno que en este año reconocieran tus valores y tu trabajo desde La Legislatura Porteña y desde APTRA (Asociación de Periodistas de la Televisión y Radiofonía Argentinas). Este último, validando tu trayectoria, y como vos dijiste: “la trayectoria no es de un día a otro, es remar muchas veces contra la corriente”. Fueron cuarenta y dos años como profesional y trayectoria significa no haber bajado los brazos, haber buscado nuevas formas de comunicación, mezclando formas viejas y nuevas. Tratando de realizar un aporte a este medio tan inficionado de plagio y en el cual la creatividad muchas veces está ausente. Es haber considerado el rating como un tópico más a tener en cuenta dentro de los muchos aspectos que un programa requiere. Es también decirle que no a la chatura y sí al esfuerzo, a extremar los cuidados para el logro de un producto novedoso y de calidad.

No te hizo falta saltar, ni vestirte con colores chillones, no fue necesario que mostraras tus tatuajes (suponiendo que los tuvieras), no dijiste malas palabras para captar a un público masivo, fuiste vos tal y como te gustaba ser y nadie te criticó nunca el hablar pausado, el realizar entrevistas con un estilo cuidado y sin burlarte del invitado.

Tu ultimo proyecto para Canal 360 fue una serie de entrevistas que se inició con el reportaje a Charly García, y el resto de lo planificado quedó suspendido por una neumonía que sumada al cáncer de mediastino con el que venías peleando, te hospitalizó.

La política partidaria no fue tu sino y eso contribuyó a una ausencia total de enemigos que según tus palabras (al recibir el último Martín Fierro), veo a muchos amigos intimos y no veo enemigos, porque hice mi camino sin buscarlos.

Juan Alberto Badía tenía 64 años, había nacido en Ramós Mejía, Provincia de Buenos Aires, un 29 de noviembre de 1947.


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