domingo, 4 de noviembre de 2012

Santiago Kovadloff, construcción de lo diáfano



Santiago Kovadloff es un hombre de la cultura que se ocupa de hacer didáctica, no sólo en sus cátedras sino en cada artículo que escribe y en cada entrevista que concede. Su vocación docente está presente y se le advierte el regocijo de brindarse con generosidad compartiendo sus conocimientos, producto de años y años de lecturas reflexivas.
Contrariamente a las disciplinas a las que se dedica, traducciones, ensayo filosófico y poesía alejadas de los gustos populares, Kovadloff es consultado en los medios radiales y televisivos para expresar sus opiniones como un referente importante de la comunidad.
Pluralista, demócrata, cultivador de una actividad humana poco transitada como es el escuchar al Otro, expone sus ideas analizando y proponiendo pensar, sin fanatismos y aleccionándonos sobre las ventajas del sentido critico, los favores del disenso y las oportunidades que nos brinda la concertación.
Según sus propias palabras, la Argentina desde hace 200 años arrastra una cultura de la fragmentación. Rechaza la falsa dicotomía entre el silencio o la obsecuencia servil y rescata el acto de escuchar en su valor revolucionario. Escuchar, dice, es peligroso, porque si uno escucha puede entender y si entiende tiene que abrirse a la posibilidad de unirse.
Como periodista escribe habitualmente en el diario La Nación, también colabora con la Sociedad Hebraica Argentina así como con las revistas católicas Criterio y Communio, dejando en claro su versatilidad intelectual.
Es invitado para dar conferencias en distintas partes del mundo y ha sido distinguido como Profesor Honorario de la Universidad Autónoma de Madrid, miembro de la Real Academia Española, de la Academia Argentina de Letras y de la Academia Nacional de Periodismo. Asimismo, ha sido reconocido en varias oportunidades por el gobierno de Portugal por su labor como traductor y antólogo de sus poetas.
Un párrafo aparte merece la traducción y difusión de la obra de Fernando Pessoa, poeta portugués que está entre los mejores vates de la poesía occidental del siglo XX, también ha traducido a Vinicius de Moraes, Mario de Andrade, Manuel Bandeira, Murilo Mendes, Carlos Drummond de Andrade, Machado de Assis, João Guimarães Rosa y Mario de Sá-Carneiro.
Recientemente, fue destacado por la Masonería Argentina con la Orden al Mérito por su “labor en favor de la paz y la concordia, la armonía y tolerancia entre los hombres de diverso pensamiento, y sus esfuerzos en pos del crecimiento cultural de los pueblos, razones que concuerdan con su frase: “Mi sueño es que la Educación sea una política de Estado, y que prescinda de cualquier Gobierno”.
Como autor tiene una vasta obra tanto en poesía como en ensayo, de sus muchos títulos uno de los últimos es “La nueva ignorancia y Sentido y Riesgo. Dos miradas”. En el cual desentraña la posición de ignorancia frente a las nuevas tecnologías y la doble vertiente de la vida cotidiana ya que no podemos vivir sin previsibilidad ni con la ausencia de ella.
Ha escrito además libros para niños y junto a Marcelo Moguilevsky (piano, saxo y percusión) y César Lerner (flauta y acordeón) realiza espectáculos en los cuales recita a poetas de su preferencia (ya lo hicieron con Pessoa, Cortázar y Borges) con la musicalización de los artistas nombrados.

Omi Fernández


Del libro Ruinas de lo Diáfano (Nuevo Hacer – Grupo Editor Latinoamericano – Buenos Aires, 2009, 57 págs.) compartimos dos poemas: Encuentro y Precisiones.

ENCUENTRO

Me encanta,
de vez en cuando,
estar a solas conmigo.
Los fantasmas
pueden ser
una grata compañía.

PRECISIONES

Me gustan las puertas que gimen,
los goznes quejumbrosos,
las tablas del piso que ceden y crujen,
esas letras de hierro devoradas por la herrumbre,
el moho y su verdor, la ruina de lo diáfano.

Nada está a salvo de la vida.
Porque es vida
lo que cava, quiebra y oscurece;
vida la humedad,
los hongos que florecen
en los altos ángulos pasivos;
vida lo que roe, vida lo que hiere,
vida ese aliento ciego y sucio
que se filtra en la madera y la deshace,
en tu piel y la seca,
en el pétalo y la agota.

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