lunes, 24 de marzo de 2014

Guillermo Martínez


Una síntesis entre la poesía de la matemática y la racionalidad de la escritura



Guillermo Martínez es oriundo de Bahía Blanca, se doctoró en Matemática en la Universidad del Sur y, luego en Lógica en la Universidad de Buenos Aires, hizo posgrados como becario de Oxford, y finalmente eligió a la literatura como disciplina principal.
Vecino del Barrio de Colegiales, gusta de recorrer sus calles y recordar que cuando se mudó con su esposa hace diez años atrás, no había tanto profusión de confiterías como ahora. Defiende la personalidad de un barrio en el que no se pueden construir edificios de más de tres pisos.
Se avino a esta entrevista, que por razones de espacio resulta acotada pero aquí sus respuestas.
__En tus reportajes siempre te preguntan cómo es que elegiste dos disciplinas dispares como matemática y literatura. Siendo la matemática la más poética de las ciencias duras, ¿Creés que son tan distintas?
__Yo a veces digo que la matemática es la continuación de la filosofía con un lenguaje más sutil, es el lenguaje de las fórmulas, que se diferencia del lenguaje natural con el que se desarrollan los lenguajes filosóficos pero que tiene, a veces, un alcance más poderoso. Por ejemplo, Marx admiraba mucho la noción de límites de los matemáticos porque de algún modo era como capturar el movimiento en una fórmula, era una empresa que parecía imposible. Por supuesto que hay una continuidad del pensamiento que va más allá de estos compartimientos que se dan en las facultades donde se separan casi arbitrariamente cosas que deberían pensarse a la vez.
__Tu primer libro está compuesto por cuentos, luego pasaste a la novela y ahora volviste a los cuentos
__Nunca me fuí del género cuentos. De las cinco novelas que escribí cuatro fueron, en principio, anotaciones para escribir cuentos
__¿Coincidís con el concepto de que el cuento se escribe sabiendo el final y la novela se va construyendo a medida que se hace?
__No, para escribir una historia yo parto, siempre, conociendo el final, más allá de que sea una novela o un cuento. Tiene que ver, para mí, con el desarrollo de los personajes. Hay historias donde el peso de la trama o, el quiebre de los acontecimientos, supera a lo que es el conocimiento o el desarrollo de los personajes. En ese caso me inclino por la forma del cuento, sobre todo si hay una cuestión de intensidad o brevedad. Hay situaciones que no permiten un desarrollo en el tiempo.
__¿Vas anotando?
Ultimamente, voy anotando algunas escenas o lugares por lo que sé que voy a pasar Lo que para mí define si es cuento o novela es la aparición de una segunda línea teórica. En el caso de “Cerca de Roderer” tiene que ver con la reconstrucción del pacto fáustico, en el caso de “La mujer del Maestro” con el mito de Prometeo y en “Yo también tuve una novia bisexual”, es el tema de cómo proceder con la memoria para lanzar hacia el futuro una historia que me permita recobrar lo vivido.
Siempre hay alguno de estos intereses teóricos cuando escribo una novela y, también, esta cuestión de si los personajes tienen la vida suficiente para poder desarrollarlos.
__¿La sociología, es de tu inteŕes?
No me interesa particularmente, o sea, no es que no me interese, si me pusiera a leer seguramente encontraría cuestiones de interés, pero no es un terreno en el que me sienta tan afín. La lógica dialéctica sí porque hay toda una problemática de formalización y de enunciación, es un tema que desde la adolescencia me interesó y que sigo leyendo.
__En un reportaje hablaste de Philip Dick ¿Qué opinás de la ciencia ficción?
__A mí, como lector, la ciencia ficción nunca me interesó demasiado. En el caso de Dick es una clase de ciencia ficción mucho más asociada a lo psiquiátrico. Esa parte sí me interesa, esos mundos alternativos que pueden ser creaciones delirantes de una mente. No me interesa demasiado la ciencia ficción de construcción espacial.
__¿Y Frederic Brown que habla de universos paralelos?
__He leído a Frederic Brown en mi adolescencia, también a Theodore Sturgeon
__A Ursula K. Le Guin...
__No la he leído aún, me la recomendaron mucho, es una deuda que tengo conmigo. Pero no es lo mío, sí me interesé por las ficciones científicas, que no es lo mismo, como las que escribe Ian McEwan, por ejemplo, del que leí Solar y Sábado, donde aparece el científico como personaje, éstas sí me interesan un poco más.
__Que me podés decir de tu último libro: “Una felicidad repulsiva”, el término felicidad en el título es muy sugestivo
En realidad un solo cuento se refiere a la felicidad, sobre todo a ciertos lugares comunes. A mi me interesaba desafiar esta idea de que la felicidad completa o perfecta no existe, e imaginaba una familia que era una especie de contraejemplo, porque son felices pero al final hay un quiebre casi fantástico. En la historia no está claro del todo, y él descubre finalmente el secreto de esa felicidad. Pero me interesaba demostrar cómo piensa la gente la cuestión de la felicidad, sobre todo, cuando se trata de la felicidad de los otros.
__“Crímenes imperceptibles” fue llevada al cine por Alex de la Iglesia . ¿Es la única película que se realizó en base a una de tus historias?
__Ahora me acaban de comprar los derechos para hacer “Una Madre Protectora” y con mi mujer (Marisol Alonso) escribimos, también, el guión de una muerte lenta de Luciana B, que todavía no se ha concretado.
__¿Quedaste conforme con la versión de Alex de la Iglesia sobre la novela?
__La película me gustó, me pareció que seguía las líneas generales de la trama dentro de las posibilidades acotadas que tenía en el desarrollo propio, él logró darle una lectura diferente al final en esta especie de lucha de inteligencias que se entabla entre los dos protagonistas. Hizo una lectura propia, una recreación, me parece que cuando uno cede los derechos debe esperar algo, otra mirada sobre el material. Especialmente, de alguien tan creativo como Alex de la Iglesia.
__¿Cuál es tu opinión respecto de los escritores argentinos de la actualidad?
__Sigo las novelas de Pablo De Santis. Me interesa mucho la originalidad en la creación de mundos, cierta extrañeza de la literatura con respecto a lo real en oposición a lo que sería un registro testimonial.
A lo largo de los años, me han interesado parcialmente otros autores, por ejemplo, me gustó mucho la novela “El Trabajo” de Aníbal Jarkowski, los cuentos de Samanta Schweblin.
__Son todos muy jóvenes.
__Algunos sí, pero leo, también a Esther Cross, Ricardo Piglia, César Aira, Saer, Abelardo Castillo, Mempo Giardinellli.
__¿Qué estás escribiendo ahora?
Estoy escribiendo una novela larga, que va a ser algo así como una novela de cuatro libros, recién termino el primero. Es un proyecto fundamental desde hace mucho tiempo y lo fuí demorando por la aparición de las otras novelas, pero creo que llegó el momento de dedicarme de lleno.

Publicado en Revista AQUENDE - Marzo 2014

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