Nuestra cultura se ha ido forjando con
el aporte de la inmigración, en especial la española y la italiana, que han
venido a buscar un mejor futuro para ellos y sus hijos y lo consiguieron
gracias a su contracción al trabajo constante. Si bien venían a “hacerse la
América” su mentalidad se había forjado en la cultura del trabajo y
evolucionaron porque este país les abrió sus puertas sin prejuicios y también
por su dedicación y perseverancia en la tarea que realizaban.
Fue un italiano, Agustin Comastri quien
en 1860 llegó a la Argentina y con solo 30 años se dedicó, junto a su mujer
Clementina Cataldi, a aprovechar la tierra; plantar hortalizas, árboles
frutales, tuvieron viñedos, y hasta en un momento fabricación de ladrillos.
Todo en un predio comprendido entre las calles Niceto Vega, Dorrego, Corrientes
y el arroyo Maldonado que por esa época estaba a cielo abierto.
El lugar fue utilizado por personajes
históricos de la talla de Nicolás Avellaneda, Carlos Pellegrini, Luis maría
Campos y Bartolomé Mitre. Y afirman los historiadores que le sirvió de
escondite a Hipólito Yrigoyen en la revolución radical que ocurriera en el año
1893.
Comastri eligió la manzana comprendida
entre las calles Loyola, Bonpland, Aguirre y Fitz Roy para la construcción de
una casa que albergara a toda su familia. El arquitecto Eugenio Bagini diseñó
en el centro de la manzana un mirador desde el cual se podían visualizar
posibles enemigos.
El predio original fueron achicándose
por varias razones: tuvo que vender una parte al gobierno para construir las
vías del ferrocarril Urquiza, luego sus ganancias mermaron por emprendimientos
que no resultaron satisfactorios y, así, fue desprendiéndose de otros lotes.
Al morir en el año 1991, sus diez hijos
dividieron el predio en parcelas que fueron vendiendo y solo quedó en propiedad
de la familia la manzana en que se encuentra el mirador. El lugar fue alquilado
por distintas instituciones: un hogar para niños con problemas, luego una
universidad y en la actualidad funciona la Escuela Nacional de Educación
Técnica N° 34, Ing.
Enrique Martin Hermitte.
El sitio fue declarado de interés
cultural y gracias a la decisión, esfuerzo y perseverancia de las fuerzas vivas
barriales tales como la Junta de Estudios Históricos de Chacarita y Colegiales, la Asociación de Amigos del Parque Los Andes
acompañados por el tataranieto de Agustín Comastri, el arquitecto Raúl Comastri, lograron aprobar los
planes del plan de refacciones e iniciar las obras pertinentes con miras a
reabrir sus puertas para ser un lugar visitado por vecinos y turistas.
La cúpula tenía los vidrios rotos,
techos y paredes en mal estado debido a las lluvias e incluso una parte del
edificio se había desmoronado. Por otra parte, por necesidades de los
locatarios, se construyó pegada al mirador, un ala nueva que no mantenía el
estilo neo-renacentista.
En abril de 2017 comenzaron las obras,
con la idea de mantener el estilo neo-renacentista que tuviera en su origen,
incluso desplazando las construcciones que fueron agregadas a posteriori dentro
del mismo terreno.
Es de hacer notar que existe una puja
entre los barrios de Chacarita y Villa Crespo ya que ambos afirman que la
propiedad corresponde a sus respectivos barrios.
Diego del Pino, colaborador durante
veinte años de la revista Aquende, que ha ganado numerosos premios como
historiador de los barrios porteños consideraba que por la delimitación del
barrio de Chacarita el mirador Comastri se correspondía con este barrio y no
con el de Villa Crespo pero la puja continúa y, en rigor, el conflicto que
divide a los dos barrios es de dos cuadras ya que el mirador está en el límite.
De lo que no quedan dudas es de que ese
mirador rural, uno de los pocos que continúan en pie en la ciudad, merece ser
restaurado para el bien de todos.
El predio ha sido catalogado por la
Legislatura en el año 2004 como Sitio de Interés Cultural, y tiene Protección
Estructural del Área de Patrimonio Histórico esto, con ser de mucha
importancia, no alcanza a su preservación si no se encuentra la manera de
convertirlo en un sitio vivo, como sería si se lograra habilitarlo como centro
cultural del barrio.
Chacarita se ha ido modificando mucho en
los últimos años debido en parte a las productoras de cine y televisión como
Pol-ka e Ideas del Sur, por lo cual numerosos artistas se están mudando a esta
zona, por otro lado se lo ha catalogado por el gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires como Distrito Audiovisual, restaurantes de distintas características se
han instalado en sus calles, como bares y confiterías. Caben mencionar también
los centros científicos para niños, y la gran cantidad de paredes pintadas por
artistas plásticos que le va dando un toque especial a sus callecitas
empedradas.
Estamos a la espera de sumar al Mirador
Comastri como centro de actividades culturales, lo que continuaría con esta
movida progresista que nos beneficia a todos.
Publicado en Revista Aquende Setiembre 2017
Publicado en Revista Aquende Setiembre 2017
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